jueves, 2 de abril de 2009

Una multitud le dio el último adiós a Raúl Alfonsín

Tiempo Argentino / Zetavisión / Zeta Inter Press

Una multitud asistió hoy al entierro del ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se realizó un conmovedor acto en el que participaron dirigentes de diversas corrientes políticas, mientras los más jóvenes agitaban banderas al grito de " Raúl querido el pueblo está contigo".



Por disposición del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner al ex presidente se le rindieron las mismas honras fúnebres que le hubieran correspondido si hubiese estado en ejercicio de sus funciones.

Alfonsín, militante y luego dirigente del centenario partido Unión Cívica Radical (UCR) le correspondió iniciar la recuperación de la democracia que dejó atrás la más cruenta dictadura de la historia argentina (1976-1983). Unas 90 mil personas desfilaron ante su féretro en el velatorio que se realizó en el salón azul del Congreso de la Nación.

La conmoción que provocó el deceso del ex mandatario causó sorpresa entre analistas y políticos. Y también la solidaridad de mandatarios y pueblos de todo el mundo.

Por primera vez en estas horas nadie cruzó espadas en la fuerte campaña electoral y hubo gestos impensables de reconciliación entre algunos sectores, incluyendo a los opositores duros a su gobierno. También tuvo opositores fuertes dentro de su propio partido. La familia había pedido que no se produjeran gestos mezquinos que hubieran violentado a Alfonsín en vida.

En la mañana se conoció que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo llegar a su par argentina Cristina Fernández de Kirchner una carta expresando sus condolencias personales por el fallecimiento de Raúl Alfonsín, al que caracterizó como una figura fundacional en la consolidación de la democracia en América Latina. Nos sumamos a aquellos a través de las Américas en la expresión de nuestro respeto y la estima por su integridad personal y su compromiso con los principios democráticos y los derechos humanos.

Desde Londres, donde asistió a la Cumbre del Grupo de los 20, la presidenta manifestó nuevamente sus condolencias a la familia del ex mandatario, con la cual se encontrará a su regreso.

Por otra parte, en el acto de despedida en el Congreso de la Nación el ex presidente de Brasil, José Sarney caracterizó a Alfonsín -quien fue su amigo cercano- como "uno de los hombres públicos más importantes de las Américas" y dijo que entrará a la historia "como el apóstol de la democracia”.

Hablando también en representación del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, destacó que Alfonsín abrió el camino a la construcción política que hoy une a su país con Argentina y recordó que sin él no hubiese sido posible en aquellos años iniciar la integración de la que hoy gozamos entre nuestros países y que se ejerce también en nuestra América del Sur.

Entre los oradores en el acto del Congreso estuvieron el ex vicepresidente, Víctor Martínez, el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner y el actual vicepresidente Julio Cobos.

Sanz destacó que Alfonsín es uno de esos hombres distintos, único, inigualable, imprescindible. Su vida trascendió su mandato, no fue servidor de una sociedad, sino constructor de una sociedad, y su legado es él mismo y su conducta.

Los discursos fueron transmitidos en las afueras del Congreso para que las miles de personas allí congregadas pudieran presenciar la ceremonia, que además se difundió por cadena nacional.

Luego de este acto, el féretro con los restos del ex mandatario fue trasladado a la explanada exterior del Congreso, donde se ofició una misa y posteriormente se inició un multitudinario cortejo fúnebre hacia el cementerio de la Recoleta.

Allí también hablaron políticos representando a todos los sectores y el ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti, quien sostuvo que en su país lo lloran igual que ustedes, calificando a Alfonsín como un símbolo de virtud y un símbolo de democracia.

Fueron todos discursos emotivos, pero lo que impactó aquí fue la expresión de dolor de los miles de argentinos que participaron en estas ceremonias, la multitud que acompañó al féretro escoltado por la guardia presidencial de 200 granaderos a caballo.

Desde muchos edificios se arrojaron flores sobre el féretro, cubierto por la bandera argentina. Fueron 16 cuadras en que el cortejo anduvo a paso lento.

El ex senador Leopoldo Moreau, uno de los dirigentes radicales más cercanos a Alfonsín, destacó que el ex presidente no tenía odios, rencores, ni enemigos y recordó que lo fastidiaban la insolidaridad y el autoritarismo y por eso peleaba contra las dictaduras y las elites.

Al finalizar los discursos el jefe del grupo de granaderos que acompañó al cortejo le entregó al hijo del difunto, Ricardo, el bastón de mando que perteneció al ex presidente y al grito de Alfonsín, Alfonsín, llantos y aplausos los restos fueron sepultados en el panteón de los caídos en la llamada Revolución del Parque, de 1890, hecho fundacional de la UCR, actualmente la segunda fuerza parlamentaria en este país.

Allí también descansan los restos de los ex presidentes radicales Hipólito Yrigoyen (1928-1930) y Arturo Illia (1963-1966) y del fundador de la Unión Cívica, Leandro Alem..

Estuvieron presente los ex presidentes Néstor Kirchner, Fernando de la Rúa, Carlos Ménem y el ex mandatario interino, Eduardo Duhalde, ministros y funcionarios del gobierno actual y de todos los que lo precedieron desde 1983, ex gobernadores y actuales y todos los representantes de la legislatura, la Corte Suprema y quienes conformaron la Cámara Federal que juzgó a las tres primeras juntas militares.

Además asistieron el presidente uruguayo Tabaré Vázquez y los ex presidentes brasileños Fernando Henrique Cardoso y José Sarney.

Como dijeron algunos dirigentes radicales esto ha superado toda los que podíamos suponer. Para otros analistas detrás de esta presencia multitudinaria, hay un mensaje que fortalece a la democracia y hay otros que deberán ser estudiados en estos días, después que la muerte de Alfonsín, que fue tan atacado por muchos sectores que hoy lo reivindican, hizo un paréntesis en una vida política que se estaba transformando en una batalla campal, incluso hasta amenazante. Más allá de las reseñas más favorables o más críticas, nadie se atrevió a negar los valores más reconocidos de Alfonsín, pero fue el pueblo el que dio su última palabra en esa presencia multitudinaria.

tiempoargentino@gmail.com